“Mi nombre es Víctor Vásquez, soy artista, y hace años que le envío poemas al príncipe William. Todas las noches me quedo pensando hasta tarde en qué escribirle. Es que nací con el arte en la sangre. El año 2000, por ejemplo, me encerré por 2 años en la Biblioteca Nacional a estudiar medicina, astronomía, historia, literatura, lenguaje y religiones ocultas. Tomé pensamientos de todos los grandes pensadores. Cuando chico no hablaba nada. Lo primero que dije fue “Abuelito, ¿el viento tiene ojos?” y se quedaron todos para adentro. Cuando entré a primero medio escribí un libro de 200 hojas que se me perdió. Nunca fui a la universidad porque quería producir mis propias ideas sobre el arte y la ciencia. Hacer una revolución del sistema establecido en la pintura y sobre las cosas que habían escrito Neruda y Huidobro. También soy un gran admirador de Leonardo Da Vinci que fue un personaje al que hay que superar. Acumulé un montón de dibujos que tenía y los llevé al Fondart. Quería que vieran mis obras. Pero cuando iba me cerraban las puertas. Fue como en el año 2000. Me acuerdo que venía de vuelta a mi casa y leí en un diario que el príncipe William estaba estudiando historia del arte en la Universidad de San Andrew en Escocia. Ahí me dije ¿y por qué no acercarme a la embajada británica? Fui con la intención de hacer un acercamiento artístico literario. Cuando llegué le dije a la persona que me había ido mal en el FONDART y le conté lo del príncipe. Se quedó pensando un rato y me dio la dirección del Castillo de Windsor. Le he enviado 4000 poemas, poleras con mis diseños, corbatas, pensamientos científicos, 500 esquemas de satélites y unos juegos didácticos.
También le mandé la saga entera de “El padrino” y música de “Los Doors” para que los conociera. El 2005 me respondió por primera vez con el sello real y el remitente de palacio. Ahí la asesora Claudia Holloway me agradece y me dice que mucha gente le escribe al príncipe. En otra, el mismo príncipe me agradecía por unos dibujos que le hice a la princesa Diana. En una tercera me dijo que estaban acumulando mis cartas y estaban atentos a lo que les enviaba. Cada vez que le he dicho que venga a darse una vuelta por aquí nunca me ha respondido porque parece que ya conoce Chile. Antes solía escribirle una vez a la semana. Ellos se pasaban un año acumulando lo que les mandaba y después me respondían. Envío para allá todas mis creaciones porque ¿quién me va a tomar en cuenta acá en Chile? Mi mecenas, o padrino, se comunicó con Pablo Simonetti para que me ayude a surgir aquí, pero él no quiso nada conmigo por celos a ser superado y porque tengo mejores ideas en literatura y escritura. Lo demostró sacándose los pillos y dando un portazo. Me gustaría algún día ser amigo y conversar con la Camila Vallejo pero no tengo ni su celular ni su mail. Quiero presentarle algunas ideas sobre el macrouniverso y los nuevos estilos de arte. Como es matea estoy seguro que me entendería, si igual ella estudia en la universidad. Gracias a gestiones de mi padrino, pronto voy a publicar mi primer libro que se llamará “Pétalos para Kate Middleton”, con 60 poemas, y también gracias a él próximamente voy a poder visitar el Castillo Windsor.
Como ya luego voy a conocer al príncipe no se me ocurre mucho qué más enviarle. Ya le escribí contándole toda mi vida y llegué a un punto en que tengo que conocerlo para que me dé permiso para pintar un mural en el palacio Buckingham. Si lo tuviera al frente mío le daría la mano, conversaría con él sobre un cuadro que quiero regalarle y ahí le pediría permiso al tiro para poder entrar a los palacios. Como él ya sabe de mí va a ser algo común y corriente. Él es una persona súper matea y me tomaría como alguien a quien le gusta mucho el arte. Si tan, tan fanático de la realeza no soy”.