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Después de hablar con Chavez, Maduro llama a trabajadores a tomar empresas que hagan “guerra económica”

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El presidente venezolano, Nicolás Maduro, afirmó hoy que en aquellas empresas que se sumen a lo que él ha denominado una “guerra económica” contra el Gobierno deben ser tomadas “con la ley en la mano” por los trabajadores.

“Aquel que se sume a la guerra económica de una u otra manera, los trabajadores con la ley en la mano deben tomar esa unidad productiva (…) y ponerla a funcionar”, dijo Maduro durante la instalación del Congreso Nacional de Trabajadores Socialistas.

“Cuenten con la inversión necesaria para seguir avanzando en eso”, agregó.

El Gobierno ha culpado en los últimos meses a los empresarios y la oposición de llevar adelante una “guerra económica” que se expresa en desabastecimiento de productos de consumo masivo, un mercado ilegal paralelo de divisas y fijación de precios “de usura” al consumidor, todo ello, asegura, con el fin de desestabilizar el poder del Ejecutivo.

En tanto, los empresarios responsabilizan al Ejecutivo de la situación con el argumento de que no reciben del Estado las divisas necesarias para producir o importar, entre otras distorsiones de la economía, y de que el Gobierno ha acabado con el sector productivo con las nacionalizaciones.

“Somos hombres de diálogo, pero no vamos a tolerar que nos sigan haciendo planes de sabotaje”, dijo Maduro.

Maduro hizo el anuncio prometiendo que los trabajadores cuentan con todo el apoyo para “recuperar las empresas que la burguesía abandone”.

Asimismo, aseguró que esta dispuesto a evaluar cuáles son los “desfases” en la economía y a hacer los ajustes que sean necesarios, incluso a dar el subsidio necesario con tal de favorecer a los venezolanos.

Venezuela finalizó 2013 con una inflación que superó el 56 %, severos problemas con el desabastecimiento de productos y una ralentización económica que el Ejecutivo achaca en parte a una “guerra económica” encabezada por empresarios en alianza con la oposición para desestabilizar el país.


Peñailillo rejura que reforma para nueva Constitución comenzará en 2015

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El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo anunció hoy que la reforma para elaborar una nueva Constitución Política comenzará el próximo año, debido a la recargada agenda que se ha propuesto cumplir en 2014.

Este año el gobierno “tiene un calendario muy claro”, precisó durante un encuentro ciudadano en Maipú.

“El Gobierno tiene un calendario muy claro y lo que hemos dicho es que este año avanzamos con la reforma tributaria, la reforma educacional en distintos niveles y con la reforma del sistema electoral binominal”, puntualizó Peñailillo.

La redacción de una nueva Constitución para Chile forma parte del programa que la presidenta Michelle Bachelet ofreció al país durante la campaña electoral que el año pasado la llevó a ganar un segundo período en La Moneda, con más del 62 % de los votos.

Casi todas las encuestas muestran un alto respaldo a la idea de suprimir definitivamente la actual Constitución, que fue impuesta en 1980 por la dictadura de Augusto Pinochet y que pese a numerosas modificaciones, conserva aún, según sus detractores, fuertes dosis de autoritarismo incompatibles con una democracia moderna.

Además de los plazos en que se concretaría la iniciativa, existe incertidumbre acerca de cómo se llevará adelante la iniciativa, si a través del Parlamento o mediante una asamblea constituyente, fórmula que es promovida por diversas organizaciones ciudadanas y algunos sectores políticos.

Hasta ahora, el gobierno se ha mostrado evasivo respecto de ese asunto.

Las declaraciones las hizo Peñailillo después que el presidente de la Comisión de Constitución del Senado, Felipe Harboe, del oficialista Partido por la Democracia (PPD), dijo al diario El Mercurio que “será otro” el gobierno que promulgue una nueva carta magna, debido a “la profundidad” de los proyectos que actualmente lleva adelante La Moneda.

“El próximo año comenzamos con la otra reforma estructural que es una nueva Constitución para Chile, nacida en democracia, como corresponde a todo país que se siente orgulloso del proceso político que está viviendo”, subrayó Rodrigo Peñailillo.

El también senador del PPD Guido Girardi discrepó de Felipe Harboe, señalando que una nueva Constitución “es un compromiso que tiene que hacerse en este gobierno”.

“La palabra empeñada es sagrada y por lo tanto tendremos nueva Constitución al final del Gobierno de la Presidenta Bachelet”, sostuvo.

Pa’ llorar: documental sobre Estela Carlotto, la mujer que encontró a su nieto secuestrado por la dictadura en argentina

Loco Jack, el soldado que cargaba contra los nazis espada en mano

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Loco Jack

Fuente: Yorokobu.es

 

Las guerras son acontecimientos muy traumáticos para cualquier persona excepto para tipos como el Teniente Coronel John Malcolm, ‘Loco Jack’ Churchill. Este señor inglés se lo pasaba en grande cargando contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, espada en mano, o acojonándolos con el sonido de su gaita. Tipos como él rebosan de valor de ese que llaman agallas en las películas antiguas y van tan sobrados de romanticismo que su biografía no necesita de un novelista que la edulcore. Tipos como Jack Churchill ha habido muy pocos; tan pocos que quizás solo haya habido uno. Veamos por qué.

Tras 10 diez años haciendo el cabra decidió retirarse y trabajó como editor de periódico, modelo ocasional y actor de reparto. De hecho, gracias a su pericia con la gaita y su excelente técnica del tiro con arco ya había desempeñado un pequeño papel en 1924 enEl ladrón de Bagdad. En aquella época todavía le dio tiempo para representar a Inglaterra en el Campeonato Mundial de Tiro con Arco de 1939. Pero claro, esta clase de tipos se aburren como ostras sin algo más de adrenalina con lo que se enroló de nuevo en el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial.

El único que abatió a un enemigo con una flecha en la Segunda Guerra Mundial

En mayo de 1940, Churchill y su unidad, el regimiento Manchester, defendían el pueblo de L’Epinette, en Francia. Un contingente alemán andaba cerca. Antes de que sus soldados dispararan, ‘Loco Jack’ abatió al sargento nazi con el arco desde una distancia de 30 metros. Según relata su hijo en el Daily Mail, «él y su sección esperaban en una torre mientras se aproximaban los alemanes. Entonces dijo “dispararé a ese primer alemán con una flecha” y eso es exactamente lo que hizo. Los demás se encargaron del resto con las ametralladoras».

Según parte del diario de guerra de la cuarta brigada de infantería (recogido en este artículo), «una de las incidencias más celebradas de la evacuación de Dunkerque fue la visión del Teniente Coronel Churchill marchando por la playa con su arco y sus flechas. Sus acciones en el Saar con sus flechas son conocidas por muchos y su disgusto por no haber podido practicar más con ellas ha sido notable. Su ejemplo y buen trabajo con su grupo de ametralladoras han sido una gran ayuda para la cuarta brigada de infantería».

A golpe de gaita y espada

En 1941, Churchill era el segundo al mando del Comando Nº 3 en la Operación Arhery, un asalto a una guarnición alemana en Vågsøy, Noruega. Cuando cayeron las rampas en la playa, ‘Mad Jack’ saltó hacia adelante y comenzó a tocar la marcha de los Hombres de Cameron en su gaita, para luego lanzar una granada y entrar corriendo a la batalla en la bahía. Por sus acciones en Dunkerque y Vågsøy, recibió la Cruz Militar.

Jack Churchill liderando una carga en Maaloy, Finlandia, con su claybeg en la mano.

JACK CHURCHILL LIDERANDO UNA CARGA EN MAALOY, FINLANDIA, CON SU CLAYBEG EN LA MANO.

«En mi opinión, un oficial que entra en batalla sin una espada no está apropiadamente vestido», decía Churchill sin tapujos. Él siempre llevaba consigo una pequeña espada claybeg escocesa de principios del XIX con puño de cesta y hacía buen uso de ella. En 1941, como oficial comandante de un contingente británico en Salerno, Italia, atacó con sus hombres un pueblo tomado por nazis. Cuando se le terminó la munición, el solocapturó 42 alemanas con su espada. Y claro, recibió otra condecoración.

En 1944 lideró otro comando en Yugoslavia para ayudar a los partisanos. Tras una dura batalla, todos sus hombres fueron abatidos menos él. Cuando llegaron los nazis, tocaba el Will Ye No Come Back Again con la gaita a sus compañeros heridos para animarlos. Le llevaron al campo de concentración de Sachsenhausen donde junto a otros veteranos cavó un túnel y se escapó durante 14 días hasta que fue capturado por la Gestapo. En 1945, en la prisión de Tyrol, el Capitán Wichard von Alvensleben evitó que las SS le asesinasen junto con otros 140 compañeros aliados. Fueron liberados y Churchill anduvo 150 kilómetros hasta Verona donde se encontró con un contingente americano.

A continuación le mandaron a Burma para pelear en el frente del Pacífico contra los japoneses pero cuando llegó, EEUU ya había lanzado las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki y la guerra había terminado. «Si no hubiese sido por esos malditos yankis, podríamos haber seguido combatiendo otros diez años más», exclamó.

Pero ahí no acabó su leyenda. En 1952 realizó un pequeño papel como arquero enIvanhoe (1952) y tras su paso por Australia como instructor de guerra, se construyó una tabla de surf y se convirtió en el primer británico en cabalgar la ola del río Severn al suroeste de Inglaterra.

«Qué delicia oler Napalm por la mañana», decía el Coronel Kilgore a pecho descubierto en Apocalipsis Now mientras veía como sus soldados cogían olas en la playa. Cuando le escucho me acuerdo de ‘Loco Jack’ Churchill. Claro que Kilgore pertenece al mundo de la ficción y Churchill vivió de verdad.

 

Jack Churchill, ya más mayor, tocando la gaita en un evento.

La “pornografización” del fitness

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Fuente: Yorokobu.es

Tosca Reno ha sido entusiasta del fitness durante medio siglo, y aún más allá de cumplidos los 40 años siguió modelando en posters y campañas de gimnasios y marcas de productos relacionados con el mejoramiento físico; esta perspectiva le permitió hablar sobre cómo la imagen de la mujer y el ideal sexual alimentan visiones erróneas y peligrosas acerca del fitness, el cual se ve como una glamourización de la salud y la objetivación del cuerpo.

“El peligro es que lo que las mujeres vean en las revistas de ejercicio les enseñe que es posiblemente para ellas”, escribe Reno. En su ámbito profesional, “las mujeres están desesperadas por aparecer en publicaciones de fitness, ser glorificadas a través de una foto. Las mujeres harán cualquier cosa por estar ahí”.

Las cosas que Reno ataca son una sentencia brutal: “Se matarán de hambre para estar lo suficientemente delgadas como para que la definición muscular se note, experimentarán con drogas recreativas y farmacéuticas, se prostituirán a los jueces y más…”.

¿Entonces el fitness es algo que debe evitarse a toda costa? No necesariamente: para Reno, la salud y tener un cuerpo fuerte deben ser objetivos personales, de libre elección, y que impliquen erradicar la búsqueda de ese ideal de belleza de las revistas.

En cierto sentido, Reno vuelve al viejo dictum de “Mente sana en cuerpo sano” cuando se pregunta: “¿Cuándo será aceptable levantar peso [y] construir confianza e inteligencia a la vez que fortalecer tu cuerpo, sin que te preocupe cómo se verá tu trasero en booty shorts?”.

Sin importar si haces yoga, andas en bicicleta o te sometes a la tortura de los pilates, “la llave del fitness”, según Reno, “es ser capaz de mover tu cuerpo en la manera en que está hecho para moverse”.

Esta llave implica dejar de asumirse como arcilla de objetivación sexual para el deleite del otro y ponerse en forma “de manera funcional más que sexual”; esto significa: “ser capaz de ser poderos@ sin importar tu altura, tamaño de busto, talla de zapato o color de cabello. Te empoderas desde las profundidades de tu ADN porque hiciste el trabajo, ganaste tu lugar y caminas con confianza por ello”.

Asistir al gimnasio es un ejercicio de confianza: “Lo que construimos en el gimnasio es un sentido de sí mismos y de lo que somos capaces de hacer”.

Nueva tendencia: mamás que se pelean en canchas de skate

Las cartas de un nazi enamorado

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Fuente: revista Vice

Durante muchos años se pensó que las cartas que Himmler había mandado a su esposa Marga y a su hija habían desaparecido. Nos habíamos quedado sin conocer la ‘hermosa’ relación entre el jefe de la SS e ideólogo del exterminio y su mujer. Una enfermera a la que conoció en un viaje en tren en 1927 y con la que se casó unos meses después. Sin embargo, 70 años después del suicidio de Himmler los papeles aparecieron en Tel Aviv.

Marga, una rubia de ojos azules, ya había estado casada antes, pero Himmler se saltó sus convicciones y se enamoró de ella. Porque era una auténtica alemana (algo que le tiraba) y porque compartía con ella la misma perversa ideología. Pero como en el guion de una película romántica facilona, todavía faltaba un punto de punto de giro. Himmler tuvo durante la guerra una relación (y dos hijos) con su secretaria Hedwig Podhast. Algo de lo que la abnegada Marga estuvo siempre al corriente.

Ahora, la sobrina nieta del dirigente nazi, Katrin Himmler, y Michael Wildt, catedrático de historia alemana del siglo XX en Berlín, recopilan y analizan estas cartas en el libro Himmler, según la correspondencia con su mujer (1927-1945), que saldrá publicado por Taurus el próximo 10 de septiembre. Hemos podido leer algunas y hemos encontrado algunos detalles que definen al personaje en su ámbito más privado (se cree un angelito) y que también explican muchos de sus detestables comportamientos públicos (un auténtico demonio).

Ese joven enamorado

No recibir una carta a tiempo era algo que hacía perder los nervios a Himmler. Como cualquier enamorado que comienza una relación (la pareja llevaba un año juntos en 1928), necesitaba saber de su amada todo el tiempo. Y tenía su forma especial de hacérselo saber. “¡Mi preciosa, querida y ‘muy mala’ mujercita! Imagínate, ni ayer ni hoy el ‘pobre’ marido ha recibido carta de su buena mujer. Yo digo entonces que es una mujer ‘muy mala’. El viernes ella echó la carta tan tarde que el correo no la trajo el sábado, y el sábado la buena mujer olvidó que tenía que ser una carta urgente. ¿O le falta a la buena mujer algo? Me preocupo un poco, ojalá mañana temprano tenga una o dos cartas (…)”.

Himmler y su solución final

“¿Cuando nos abandonará esta basura para que podamos vivir una vida feliz?”. Una perla que escribe en referencia a los judíos, el día siguiente de la llamada noche de los cristales rotos. También en sus cartas hace referencia a las visitas a los campos de exterminio y a las cosas sorprendentes que allí encontraba. “Me voy a Auschwitz (…). De sábado a martes estaremos en los campos de la muerte para probar un nuevo e interesante método de ejecución”. Algo que confirma su participación como principal impulsor de la denominada solución final. “Hoy hemos visitado el campo de las SS de Dachau, con mamá (…). Una gran comilona (…). ¡Qué grandioso proyecto son los campos de concentración!”.

¿Un optimista nato?

«Esta será probablemente la tarea más difícil que me han encomendado hasta ahora. Pero creo que lo lograré y pese a todo estoy convencido de nuestra victoria final». (20 de enero de 1945). Y luego, más adelante, a solo un mes de su muerte, insiste en no ver las cosas tan mal: “Los tiempos son terribles para nosotros, pero todo, así lo creo yo sin duda, se resolverá bien. Los ancestros y sobre todo el valiente pueblo alemán nos protegerán y no dejarán que nos hundamos”.

Vida en pareja: castración  (de animales)

Heini le envía a su mujer un formulario de pedidos en la primera de las cartas recopiladas en este libro (15 de abril de 1928). Le cuenta que estuvo en una librería y descubrió cosas realmente interesantes para sus gustos y aficiones.

“Te recomendaría que compraras los libros pintados en azul. El pintado en rojo es la mayor obra que existe sobre avicultura. Quiero comprarlo más adelante juntos. Cuando nos hayamos familiarizado con el tema gracias a otros escritos. Te envío también los folletos sobre la ‘castración’. Te aconsejaría que encargaras a tiempo quizá el instrumental de castración, para que podamos probarlo el domingo siguiente a Pentecostés, cuando esté en Berlín, en casa de tus padres con un gallo muerto (en primer lugar)”. Tan escalofriante, como atropellada en su redacción.

La respuesta de su mujer es clara. Dice que va a comprar inmediatamente los libros, el instrumental  y concluye: “También podemos hacer el experimiento con el pollo muerto. Quiero leer el libro”.  Uno de los sueños bucólicos de Himmler fue tener una hacienda junto a su mujer, que había pasado parte de su vida en una granja y tenía conocimientos sobre la vida en el campo.

Romántica despedida

“Os mando, a ti, mi querida mami, y a ti, mi querida Muñequita, muchos abrazos y besitos. Heil Hiler! Con amor, vuestro papi”. Esta es la primera vez que se despide con el saludo nazi. Y la última, porque poco tiempo después fue hecho prisionero y se suicidó.

El trendic topic del día: los mejores dichos de los borrachos

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Encuentran avioneta extraviada en Melipilla: Sus dos ocupantes resultaron muertos

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avioneta

El Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros (GOPE) encontró esta tarde la avioneta que estaba extraviada desde ayer en la zona de Melipilla con dos cuerpos sin vida . En ella viajaban el director del hospital de Melipilla Iván Oyarzún y Luis Fritis, presidente del club aérea de esa comuna.

Según consigna La Tercera, la información fue confirmada por el intendente Metropolitano Claudio Orrego.

“La aeronave que estábamos buscando ha sido encontrada, lamentablemente ambos cuerpos han sido encontrados sin vida. En estos momentos, investigaciones va a al lugar y estamos coordinando con el fiscal el proceso de retiro de cuerpos del lugar”, indicó.

En tanto, Juan Crovetto, general de la FACh, explicó que hallar al aparato, dada las baja visibilidad, “fue un trabajo arduo”.

El militar se refirió de esta manera al trabajo de dos avionetas, tres helicópteros, uno de ellos de la Armada, que ayudaron a reforzar la labor de búsqueda de la policía uniformada.

Los cuerpos de las víctimas deberán ser trasladados al Servicio Médico Legal (SML) para posteriormente ser entregados a la familia de las víctimas de este trágico accidente.

Escucha “The Rise and Fall of Ziggy Stardust” de David Bowie

Sánchez suma primer trofeo con Arsenal al ganar la Community Shield ante City de Pellegrini

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Alexis Sánchez Arsenal EFE

Arsenal, con Alexis Sánchez en cancha, se quedó con la Community Shield de Inglaterra al vencer en la definición por 3-0 a Manchester City de Manuel Pellegrini.

Los “Gunners” abrieron la cuenta a los 21 minutos, cuando el español Santi Cazorla (21′) clavó un zapatazo cruzado que el meta Willy Caballero no pudo detener.

El equipo de Pellegrini no hacía pie y los londinenses tuvieron el segundo con Sanogo (24′), mientras que los “Citizens” tenía muchas complicaciones para generar peligro.

Y el segundo llegaría a los 42′, cuando Sánchez armó un jugada con Sanogo, el francés alargó para Ramsey, para que éste batiera a Caballero al enfrentarlo en solitario.

El técnico Arsene Wenger hizo tres cambios en el descanso, entre ellos Alexis Sánchez, quien dejó el campo tras un buen primer tiempo.

La escuadra de Pellegrini intentó la remontada y Jovetic pudo dos veces: a los 52′ al estrellar un cabezazo en el vertical y a los 56′ cuando el meta Szczesny le sacó un violento disparo.

Peor aún, Arsenal llegó al tercero con un golazo de Oliver Giroud (60′), al embocarla con zurdazo que pilló adelantado a Caballero.

De este modo, el equipo de Sánchez se quedó con la Community Shield, su 13° trofeo del choque entre el ganador de la Premier League y de la FA Cup.

Colegio de Profesores apoya agenda corta docente del Gobierno

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gajardo A1

Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, en compañía de otros dirigentes de la colectividad, decidieron aceptar la propuesta del Gobierno respecto a la agenda corta docente, según informa ADN Radio.

En esa línea, el cabecilla precisó que “esta es una respuesta que es la más completa que hemos tenido, que demuestra una disposición distinta de las autoridades, que demuestra que se quiere abordar temas sentidos que están en la línea de reformar y fortalecer la educación pública, esto es positivo, realmente se está respondiendo a temas muy sentidos como el bono de retiro de los profesores a contrato”.

La agenda cuenta con puntos relacionados con un reajuste mínimo de docentes, acabar con los agobios a estos, entregar bono de retiro, solución a deudas históricas del gremio, entre otros.

El martes 19 de agosto de llevará a cabo una consulta nacional a los integrantes del gremio para conocer su postura frente al tema.

Escenas para no olvidar: Los seis bailes más sensuales que nos entregaron estas musas del cine

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1- Vanessa Ferlito (Death Proof)

2- Uma Thurman (Pulp Fiction)

3- Emma Watson (The Bling Ring)

4- Jamie Lee Curtis (Mentiras Verdaderas)

5- Salma Hayek (Del Crepúsculo al Amanecer)

6- Demi Moore (Striptease)

Fundador De WikiLeaks: “Revelaciones de Snowden volvieron a las personas más conscientes”

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snowden EFE

Edward Snowden en la imagen

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres para evitar su extradición a Suecia, afirmó que las “revelaciones” del exanalista de la CIA Edward Snowden “volvieron a las personas más conscientes”, según publicó hoy la prensa brasileña.

“El resultado de eso es que ahora hay más teléfonos con criptografía, mercado para ellos y para correos electrónicos más privados y todo de ahí en adelante”, declaró Assange en una entrevista concedida al diario O Estado de Sao Paulo.

Según el periodista australiano, “hay esfuerzos de muchas personas que están trabajando para suplir el deseo de huir de ese espionaje. En los próximos dos años veremos muchos teléfonos y software con criptografía”, pero admitió que se necesita “ser experto” en computación para evitar ser más vulnerables en la red.

Assange está acusado de cuatro delitos contra dos mujeres cuando estaba de visita en Suecia en agosto de 2010 y Ecuador le concedió asilo político por temor a que fuera enviado de Suecia a Estados Unidos, donde podría afrontar un juicio militar por la información confidencial difundida a través del portal de internet WikiLeaks.

Snowden, por su parte, es acusado por Estados Unidos de espionaje y recibió el último jueves un permiso de residencia por tres años otorgado por el Gobierno de Rusia, país al que llegó en junio de 2013 después de revelar que agencias del Gobierno estadounidense espiaban el correo electrónico de Gobiernos, empresas y personas.

“Es casi imposible escapar de la vigilancia”, pero será posible retirar datos de las bases de sitios como Amazon y Facebook que son monitorizados por las agencias estadounidenses de investigación, apuntó Assange.

El periodista, quien espera que después del 16 de agosto, cuando se completan dos años de su asilo en la embajada, Reino Unido le otorgue el salvoconducto para poder viajar a Ecuador, pidió “más independencia” de Brasil y el resto de países latinoamericanos con respecto a las telecomunicaciones, que pasan por Estados Unidos.

En ese sentido, dijo que en un eventual conflicto de Brasil con Estados Unidos, el país norteamericano tendría el apoyo de Colombia para instalar equipos e interceptar comunicaciones brasileñas, como lo podría hacer también Reino Unido en islas del Caribe.

Sobre la compra de Brasil de 36 cazas suecos, Assange comentó que muchos de los componentes utilizados por la fabricante Saab provienen de Estados Unidos y en algún momento los aviones de defensa “podrían no estar funcionales por la falta de un abastecimiento continuo de piezas”.

Video: Maradona pierde el control y golpea a un periodista

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Diego Armando Maradona retornó a la polémica y protagonizó un incidente con un periodista, a quien golpeó. Todo comenzó cuando el reportero le preguntó sobre su entorno, pues inmediatamente el ex futbolista se molestó y señaló que "mi entorno me lo creo yo. A mí, ni vos ni tus jefes me van a decir lo que tengo que hacer porque cada uno se deja llevar por el entorno feliz que tiene al lado". Algunos de los testigos indicaron que el profesional le habría guiñado un ojo a la pareja del argentino, lo que no le habría gustado a este, según comunica El Comercio.

Colo Colo cayó ante O’Higgins y quedó a cinco puntos de la “U” en el Apertura

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Colo Colo cayó este domingo por 2-3 como local ante O’Higgins de Rancagua y perdió importante terreno en la lucha por el Torneo de Apertura 2014, en duelo por la cuarta fecha.

El primer aviso fue para el local, cuando Esteban Paredes (2′) desvió por poco un tiro en plena área chica, pero enfrente el meta paraguayo Justo Villar salió apresuradamente con la cabeza fuera del área y Octavio Rivero (8′) estuvo a punto de abrir la cuenta para los forasteros.

El movedizo Juan Delgado protagonizó uno de sus habituales desbordes, tras cesión de Gonzalo Fierro, emulando la dupla con José Pedro Fuenzalida, que terminó en tiro de esquina, que el mismo Delgado (12′) aprovechó para embocarla con soberbio frentazo, vencer al portero Jorge Carranza, para despertar temprano a los 30 mil asistentes a Macul.

El ‘Cacique’ era superior, ante un rival que dejaba jugar libremente a los volante albos, y por poco Esteban Paredes (25′) y Emiliano Vecchio (30′) no celebraron la segunda cifra. Casi sin exigir a Villar, los ‘mineros’ llegaron a la paridad con una soberbio zapatazo de Braulio Leal (31′), a un ángulo de la portería popular. De otro partido.

La paridad le dio envión a los celestes, pero que duró muy poco, porque el ‘Cacique’ insistió y Paredes (43′) estrelló un tiro libre el horizontal. En la acción siguiente Esteban Pavez obligó a Carranza al esfuerzo para enviar al corner.

Parecía que se iban al descanso en empate, pero en la última acción Paredes (47′) la mandó adentro, luego que ‘Pajarito’ Valdés estrellar un zurdazo en el vertical izquierdo, ante el reclamo visitante de una supuesta posición de adelanto.

En el complemento se vio un lance más parejo, con acciones de ida y vuelta, con los blancos convirtiendo en figura al portero Carranza, pero un grosero error del zaguero argentino Julio Barroso propició el 2-2. La pierde en la salida, falta de Christian Vilchez y Luis Valenzuela (70′) la emboca de tiro libre.

La sorpresa sería mayúscula en Pedrero cuando el uruguayo Octavio Rivero (79′) aprovecha la libertad que le dejó Barroso, para sacar un derechazo que otra vez se le coló en un ángulo a Villar, que trabajó poco, pero recibió tres goles.

Sobre el final fue expulsado Yerson Opazo (92′) en los visitantes, pero igualmente se llevaron una impensada victoria ante 25.137 espectadores.

Colo Colo se quedó pegado en 7 puntos, cinco debajo de la ‘U’, el líder, bajando al cuarto puesto. En la siguiente fecha será local ante Unión Española. O’Higgins, en tanto, trepó al sexto casillero con 7 unidades y la próxima semana recibirá a Cobreloa en Rancagua.

Cine en su casa: “Tommy”, la película de la ópera rock de “The Who”

Chiloé se encuentra entre las mejores islas según ranking del Huffington Post

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La mágica y mítica Isla Grande de Chiloé se encuentra presente en un ranking que efectuó el reconocido medio “Huffington Post”, bajo el título “las islas donde so sería un problema ser un náufrago”.

Se encuentra en el número ocho de la lista, la cual está encabezada por la isla Sao Miguel de Portugal, y aparece como un destino al que se debe ir, por la amplia extensión de su territorio, e interesantes paisajes.

Israel y Hamás aceptan nuevo alto el fuego de 72 horas a solicitud de Egipto

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conflicto gaza EFE

Israel y el movimiento islamista Hamás aceptaron hoy un nuevo alto el fuego de 72 horas, a solicitud de Egipto, que entrará en vigor a partir de la medianoche local a ambos lados de la frontera de la Franja de Gaza.

Fuentes gubernamentales israelíes señalaron, en un escueto comunicado, que “Israel ha respondido positivamente a la solicitud egipcia para un alto el fuego de 72 horas”.

Y se quejaron de que el anterior acuerdo similar de tres días, alcanzado esta semana también a propuesta de El Cairo, fue violado por Hamás antes de que concluyera el viernes por la mañana.

Por su parte, el movimiento islamista que lidera los combates contra Israel desde Gaza indicó que se aviene a este nuevo esfuerzo de mediación egipcia, después de que algunos dirigentes del grupo negaran noticias en ese sentido divulgadas durante la jornada.

La agencia oficial de Hamás “al-Ray” informó a última hora de la tarde local de que “se ha acordado un alto el fuego de 72 horas y será válido a partir de la medianoche”.

El destacado dirigente de Hamás Izat al-Resheq, asistente del jefe del buró político Jaled Meshal, confirmó en una red social que la delegación de las facciones palestinas enviada a El Cairo había aceptado el alto el fuego y que estaban a la espera de ver la respuesta de Israel.

Esta mañana, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, había asegurado que la ofensiva en Gaza seguirá adelante hasta que los ciudadanos de su país tengan “calma” y prometió a los ministros más halcones de su Ejecutivo que “no negociará bajo fuego”.

“La operación ‘Margen Protector’ continúa. No hemos declarado su final en ningún momento y continuará hasta conseguir su objetivo”, dijo Netanyahu al inicio de la reunión semanal del Consejo de Ministros celebrada hoy en el departamento de Defensa en Tel Aviv.

El Gobierno israelí no ha respondido a las demandas palestinas para una tregua duradera y su delegación no había regresado a la capital egipcia desde antes que expirara el anterior alto el fuego.

Entre las exigencias palestinas figura el levantamiento total del bloqueo impuesto a Gaza desde 2006, la liberación de presos o el establecimiento de un puerto y un aeropuerto en la Franja.

Los representantes israelíes tenían previsto volver hoy al Cairo para continuar el diálogo indirecto con la parte palestina, según diversas fuentes.

Sobre el terreno, tres palestinos murieron durante la jornada -dos de ellos menores- en ataques israelíes en Gaza, donde fueron encontrados además los cadáveres de diez personas entre los escombros de inmuebles, declaró el portavoz del Ministerio de Sanidad, Ashraf al Qedra.

Los principales ataques que dejaron una veintena de heridos, de al menos un total de veinte confirmados por el Ejército israelí, se registraron en Rafah y Jan Yunes, en el sur de la Franja.

En la segunda de estas ciudades murieron los menores, de 13 y 14 años, que junto a los cuerpos encontrados elevan el recuento de fallecidos en Gaza a 1.928 y cerca de 10.000 heridos desde que comenzaron las hostilidades el 8 de julio, según al Qedra.

Por su parte, las milicias palestinas dispararon durante la jornada una treintena de proyectiles, especialmente contra poblaciones israelíes aledañas a la frontera con Gaza.

Dos de ellos impactaron en la ciudad de Sderot, a escasos 4 kilómetros de Gaza, y al menos otros dos fueron interceptados por baterías del sistema de defensa aéreo “Cúpula de Hierro”, informaron medios locales.

El Ejército israelí señaló en un comunicado que había atacado en Gaza al menos “once escuadrones terroristas”, una lanzadera de proyectiles de mortero que disparó a comunidades aledañas a la zona fronteriza y a “dos terroristas que se disponían a lanzar cohetes contra Israel en el sur de la Franja”.

Facciones armadas palestinas como la Yihad Islámica o los Comités Populares de Resistencia, leales a Hamás, además de grupos menores y menos influyentes, asumieron la autoría de los disparos de cohetes.

Sin embargo, el brazo armado de Hamás, las “Brigadas de Azedín Al-Kasem”, no han reivindicado el lanzamiento de proyectiles contra suelo israelí desde que expirara el anterior alto el fuego hace tres días.

Una cara en el espejo

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Recuerdo el día en que empecé a tener cara de adulto. Tenía veinticinco años. Muerto de sed, me levanté a medianoche y fui al baño de la casa de mis padres, con los que vivía todavía. Chile-España con Holanda, Ñuñoa, un pasaje de ladrillos casi nuevo en medio de casas, productoras de televisión y conventos de monjas. La reproducción exacta de unas viviendas sociales belgas. En estas se habían refugiado escultoras, periodistas y exiliados de oposición, que para ese entonces, 1995, ya eran parte del gobierno. Sin encender la luz me miré a la pasada en el espejo y no me reconocí. No quedaba nada de mi cara de tragedia, de hambre, de espera; de cuando era puro hueso y ojos enormes coronados con un pelo rizado de inmigrante, pálido como una película en blanco y negro, siempre trágico, siempre solo, sentado entre los jumpers de mis compañeras que solían someterme a largas semanas de ley del hielo.

Ya no era el mismo. Perfectamente instalado en mi falta de cuello, era ahora un diputado de Renovación Nacional, un dueño de fundo tranquilo que arrastra por su cara los restos de sus ancestros. Una cara cómoda y acomodada que podía leer a Rimbaud o a Baudelaire pero que no sería ya nunca más un poeta maldito. Enfundado en mis mejillas más redondas aun que mi peso, aunque solo tomara agua y comiera pura espinaca seguiría siendo en adelante y para siempre redondo de cuello. Profundamente chilena en esa redondez saludable, mi cara confirmaba lo que decía mi carné de identidad, que era un profesor de castellano, pero negaba que tuviera solo veinticinco años. La ropa de Carlos Ominami, mi tío ministro, que heredaba a pesar de medir él treinta centímetros más que yo, mi pelo que expulsaba por todas partes caspa, mis opiniones, mis dedos siempre manchados, podían permanecer en una pubertad infinita, pero mi cara a los veinticinco había decidido ya tener treinta, cuarenta, cincuenta años.

Era un aprendiz de adulto que ya no tenía cómo retroceder hacia los huesos de su pecho, como un pájaro que vuelve a su jaula. Mucho antes de que lo hiciera mi mente, o mi estado civil, mi cara se asentó en una versión inesperadamente tranquila de mí mismo. Era un marido sin esposa, era un funcionario sin trabajo estable; era, sin pesar un kilo de más, un gordo; sin escribir más que críticas de televisión en la fenecida revista APSI, era un cronista chileno. Era eso también, chileno. Llevaba solo diez años en Chile, mi infancia entera la había pasado lejos de aquí, pero mi cara de repente fue completamente chilena.

Para ese entonces, los años noventa del siglo XX, la palabra «burgués» había dejado de ser un anatema con el que nadie quería cargar. Todo era tan burgués que resultaba redundante decirlo. Se buscaba entonces ser algo más, empresario bohemio, emprendedor insomne, especulador nietzscheano. Se había aprendido de la revolución de los setenta a vivir en perpetua guerrilla; se había aprendido también, de esa incomodidad, el amor al lujo sin calma ni voluptuosidad que lo atenuara. La rutina, la normalidad, la mediocridad eran un enemigo tanto como la pobreza, la enfermedad o la debilidad. Los miles de condominios que se construyeron por ese entonces en Chile jugaban a ser mansiones con nombres que recordaban La Dehesa o Lo Curro, aunque todo sucediera en Maipú. La ropa usada americana que llegó por kilos acabó con la uniformidad que caracterizaba a los chilenos hasta entonces. Todo el mundo quería ser distinto de la misma manera. Nunca había sido más triste ser profesor de castellano, y más vergonzoso parecer un funcionario.

Ni feo ni buenmozo; mi cara era una despedida a cualquier fuego, a cualquier locura, a cualquier heroísmo. Mi cara, como la máscara de hierro que le ponen al príncipe en la novela, limitaba la posibilidad de la fama, porque no sería ya cantante de rock, artista plástico o modelo de Calvin Klein. Ni siquiera sería el actor cómico que decía querer ser cuando chico. Era normal en medio de la fiebre posmoderna, esa posmodernidad que en Chile fue nuestra normalidad. Ese pequeño desfase que lo explica todo, el romanticismo latinoamericano que llegó en pleno posromanticismo europeo, los borbones que impusieron su poder cuando se acabaron en España, la Edad Media que llegó disfrazada de Renacimiento. Chile, que fue moderno, que construyó carreteras, edificios, instituciones cuando todas esas cosas en el mundo desarrollado se asumían como efímeras, anaranjadas, escenografías de un programa de televisión eterno.

Después de años de coquetear con la locura mi cara había decidido tener sentido común, cubrirme con ese velo de razonable redondez que ocultaba mis dientes tan desastrosamente descuidados. Justo cuando llegaron a Chile los gimnasios decidí ser gordo. Justo cuando también llegó la obesidad mórbida, decidí ser solo redondo. Justo cuando los chilenos empezaron a medir un metro ochenta yo me asenté en mi metro sesenta y tres. Dejé de ser fotogénico justo cuando aparecí por primera vez en la televisión y en los diarios. Dejé de parecer joven, como quería sin atreverme a pedirlo, cuando empecé en el canal Rock and Pop, donde estaba prohibido tener más de treinta años. Con esa cara, que había renunciado a cualquier aura de seducción, perdí la virginidad, o lo que perdemos los hombres cuando nos acostamos por primera vez con una mujer. Justamente con esa cara de profesor alejé de mí el peligro de serlo realmente, aunque es lo que soy ahora que escribo esto, profesor universitario que soporta con sorpresa que sus alumnos hayan nacido casi todos ese año 1995.

Ese año también nací yo. Eso nos hace, de un modo raro, contemporáneos. Tengo veinte años más que mis alumnos y la edad de ellos. En medio de esa noche contemplé el final de una metamorfosis, una cara nueva que era mi cara, un traje de baile como el de Cenicienta hecho de jirones, un carruaje de calabaza y caballos que eran ratones y el zapato de cristal quedándose detrás de mí en la escalera para denunciarme. Mi cara en el espejo tenía algo de la de Enrique Lihn en el puente Pío Nono, la única vez que lo vi. Sin cuello como yo, con una cara cuadrada y mediterránea como la mía, y como la mía definida hacia el destino de señor chileno, pero también con una desproporcionadamente grande y detallada mueca de disgusto y sospecha que lo atravesaba por entero, el pelo salvajemente negro y joven, la falta absoluta de corbata o chaqueta. Lihn peleaba, como yo no peleé, contra su destino de chileno medio (de clase media alta), contra la falta de estilización, de tragedia de nuestras caras de ciudadanos de ciudad. Su cara era, a diferencia de la mía, un campo de batalla donde seguía peleando eso que quedó resuelto de una vez en el espejo de mi baño, el cabo de Buena Esperanza, la transición de la adolescencia a la adultez. Lihn, que había escogido la lucidez, la crítica y la autocrítica, era aún una especie de llamarada, una mueca que daba miedo pero que, supe después, viendo videos, podía también dar risas, actuar de Tarzán y de pompier; podía, contra toda apariencia, jugar.

Lihn, que no en vano había llamado uno de sus primeros poemas «La pieza oscura», donde confiesa eso que su cara lanzaba como un desafío:

Nada es bastante real para un fantasma. Soy en
parte ese niño que cae de rodillas
dulcemente abrumado de imposibles presagios
y no he cumplido aún toda mi edad
ni llegaré a cumplirla como él
de una sola vez y para siempre.

No vi a Enrique Lihn más que esa vez en ese puente, aunque de alguna forma su fantasma rodeó casi todo lo que hice los años que siguieron a su muerte, incluyendo mi paso por el diario La Época, donde escribía una crónica en la última página, del mismo tamaño, diseño y tipografía que lo que escribían los españoles en El País de España. El diario La Época, que era el testimonio de ese intento felizmente fracasado de imitar en Chile la transición española. Intento al que, singularmente, puso fin un juez español, Baltasar Garzón, cuando arrestó a Pinochet en Londres. El mismo juez que terminaría desplumado y expulsado de la magistratura al intentar hacer en su propio país lo que hizo con Chile, remover cadáveres, pasar por alto los pactos de silencio.

España había tenido la paciencia de esperar que Franco se muriera para acabar con su dictadura, mientras que Chile se había adelantado, un adelanto que parecía por aquel entonces un atraso. La Época, en su ciego empeño por imitar hasta la sintaxis de El País, hacía más patente aun todas las diferencias que nos separaban de España: Pinochet seguía ahí mismo, sus empresarios y sus empresas felices de apoyarlo, el Opus Dei triunfante; sus periodistas, obligados contra todas sus convicciones a ser valientes, a perder plata, a recibir llamadas de sus amigos de La Moneda, que eran también sus más empeñosos enemigos. Una contradicción que le costó la vida al diario más o menos por los mismos años en que me descubrí en el espejo viejo y redondo, listo para salir de mi encierro e ir a la calle. Sin avisadores, sin apoyo gubernamental, viviendo la humillación perpetua de que los políticos de centroizquierda prefirieran siempre darle la exclusiva a El Mercurio, La Época se disolvió en la nada, como lo hicieron en el mismo período la revista APSI, en la que aprendí a escribir, y el diario Fortín Mapocho, donde publiqué mi primer artículo a los dieciocho años. Mala gestión, cuoteos partidarios, pero también la sensación clara de que la realidad era de derecha, porque la revolución, la única parte de la realidad que no habían conquistado, era, después de Thatcher y Reagan pero también después de Pinochet, también de derecha.

Tras cinco años de gobierno de centroizquierda no había revista ni diario en Chile que no fuese de derecha. Esa paradoja resultó más cómica que indignante cuando todos esos diarios de derecha tuvieron que dar noticias de izquierda: el arresto de Pinochet, la llegada de un socialista a La Moneda, las marchas, las huelgas, las tomas de tierras en el sur. Ese espacio de fricción, ese choque de placas, ocasionaría después de 1998 todo tipo de temblores. Me tocaría ser uno de los sismógrafos que darían cuenta de eso en The Clinic, el lugar donde me senté a registrar el movimiento.

La Época era de alguna forma el diario de los que se quedaron en Chile en plena dictadura. Democratacristianos, moderados, rechazaban la épica de la Unidad Popular sin haberse adaptado nunca a la de la dictadura. Miraban con cierto resentimiento oculto a los que habían aprendido en el exilio a vivir mejor. Enrique Lihn era también eso, el poeta que se quedó en Chile cuando todo el resto se fue. Yo, que era hijo de los que se habían ido, pero que intentaba esconderlo como podía, leía en Lihn un poco de esa culpa, pero también lo contrario. Lihn no se fue el 73, porque se había ido antes, durante los años sesenta, a Cuba y luego a París, de donde venía la mayor parte de sus lecturas. No se fue después del golpe porque venía de vuelta. Es lo que me gustaba de él. Pasaba por alto a Neruda, Huidobro, de Rokha, para volver a Baudelaire, que era por ese entonces mi único maestro. El poeta, pero también el crítico de arte, de música, de vestimentas y de maquillaje de dama. Lihn era un poeta que pensaba, cuando en el Chile de Neruda se suponía que estas eran dos cosas contrarias y contradictorias. La musiquilla de las pobres esferas, que compré en una de las librerías de viejo de las torres de Tajamar, sucedía en el mismo mundo en el que había vivido yo, buhardillas, viajes, hoteles, discusiones entre expatriados; y una mujer que se va o que se queda, frente a la que te sabes insuficiente, incómodamente desposeído por voluntad propia, poeta no porque sepas usar el poder de las palabras sino porque sabes renunciar a cualquier otro poder.

Lihn era eso, el hombre que «no da puntada con hilo», como decía Jorge Edwards, otro de los que se quedaron aquí en los peores años, pero que sabía vivir como si estuviera fuera. La librería Altamira en la parte más iluminada del Drugstore, Mauricio Wácquez de vuelta en Chile presentando la reedición de los libros de Lihn, ¿qué año fue eso? Wácquez, Domínguez, Valdés el de Zoom, Dorfman, esos nombres míticos que se pronunciaban como mantras en la Universidad de Chile (donde dejé bruscamente de terminar mi tesis) y que fueron llegando uno a uno al país, sorprendidos de no encontrar nada de lo que recordaban, con una mueca de desaliento que también era, para mí, lo que explicaba su falta de una obra realmente inapelable. Germán Marín, tan desconcertado como ellos, escribió sobre ese desconcierto. Lo mismo, con más rabia, hizo Armando Uribe Arce. A Antonio Avaria, otro de los que volvió, ese país nuevo lleno de pitutos y cocteles lo disolvió en la nada. Es raro, pienso ahora, que la coalición gobernante se llamara justamente Concertación, cuando el país era, para cualquiera que recordara el Chile de antes, completamente desconcertante.

Los recién venidos, los que nunca se fueron, los desconocidos, los decadentes, los míticos, todos quedaron reunidos en el homenaje que la SECH le brindó en pleno invierno del 88 a Enrique Lihn, muerto al comienzo de esa fiesta triste y lenta que había esperado como nadie. Skármeta y Uribe, Fontaine, Contreras y Stella Díaz, Lemebel y Pancho Casas, que eran aún las Yeguas del Apocalipsis, y Erwin Díaz, que vendía sus libros en la calle y que fue mi primer profesor en un subsuelo de esa casa de Almirante Simpson que parecía toda entera una catacumba sin ventanas. Refugio de ancianos y de gente demasiado joven, con esa escalera gigante desde la que vi declamar a William Styron y a Christopher Reeve alias Superman, flanqueado por Poli Délano, que era el presidente entonces. Sindicato de escritores, escritores comprometidos que luego serían reducidos por la marejada a anécdotas y cuotas impagas. Esa ceremonia, que era sin que lo supiéramos, sin que dejáramos de saberlo, el adiós a todo eso.

No conocí a Enrique Lihn. Lo vi en ese puente esa mañana, asistí a ese homenaje, eso es lo más cerca que estuve de él. Era el novio de una amiga de mi mamá, la escritora Guadalupe Santa Cruz; varias de las amigas de mi abuela fueron a su entierro; podía haber hecho el esfuerzo de conocerlo, pienso ahora, pero no lo hice. Su cara de descontento, sus cejas torcidas, la guerra contra la satisfacción natural a que le obligaba su tipo físico (y el mío) me hicieron temerle. Supe después que era cualquier cosa menos inaccesible, pero a mí me asustó la mueca en el puente, ese curioso parecido con mi cara que su expresión, que sus gestos desmentían.

Me esforzaba en no conocer a la gente que admiraba. Me escondía, me disfrazaba, vivía solo como un espía que recoge informes, ahí en el fondo de la sala de la SECH, mirando juntarse gente que se odiaba y contra la que Lihn escribía cada vez que podía. Me sorprendía esa paz repentina que no volvería a producirse. No recuerdo quién habló ni qué dijo, supongo que repitió sus versos más repetidos por entonces:

Porque escribí no estuve en casa del verdugo
ni me dejé llevar por el amor a Dios
ni acepté que los hombres fueran dioses
ni me hice desear como escribiente
ni la pobreza me pareció atroz
ni el poder una cosa deseable
ni me lavé ni me ensucié las manos
ni fueron vírgenes mis mejores amigas
ni tuve como amigo a un fariseo
ni a pesar de la cólera
quise desbaratar a mi enemigo.
Pero escribí y me muero por mi cuenta,
porque escribí porque escribí estoy vivo.

La muerte, siempre la muerte; eso era lo que cruzaba su cara ese día en el puente Pío Nono. Lihn debía saber ya entonces que tenía cáncer. Diario de muerte fue el título de su libro póstumo, que podría haber sido el de sus obras completas. Lihn, poeta urbano entre monstruos oceánicos y rurales, denso y solo en su chaleco de cuello en V, irónico e histriónico, contenía todas las cualidades y defectos de los poetas (que eran en su mayor parte narradores) de mi generación. Tenía la ventaja de no ser de mi generación, de no haberse manchado con ninguno de los pactos que siguieron, de provenir del mundo denso y poblado de signos de los años sesenta. Su tierra baldía se convirtió en un refugio donde esconderse a vivir la nostalgia por los sesenta y setenta, y al mismo tiempo criticar todos sus excesos y ceguera. No dio puntada con hilo, dijo Edwards, pero ese hilo invisible ligó las partes más esparcidas del mapa de los años que siguieron a su muerte.

¿Habría conocido a Matías Rivas de no haber muerto Enrique Lihn? Matías Rivas, que entró en la casa de la Natalia Babarovic con la excusa de entrevistar a Roberto Merino sobre Enrique Lihn, que había sido su amigo. ¿Habría conocido a Andrés Claro, a la Marcela, a la Moño, a Pato Fernández, a Germán Marín, que volvió a Chile con ese único santo y seña para que se le abrieran las puertas que habían quedado clausuradas cuando se fue el 73, recién publicada y quemada en una hoguera pública su novela Fuegos artificiales?

«¿Tú crees que le caería bien a Lihn?», me pillé preguntándole.
«Se reiría de ti», me respondía.
«¿Se reía Lihn?»
«Es lo que mejor hacía», me respondió Marín.

Se reía con esa cara de no reírse nunca, tótem de la tribu que salió de la clandestinidad cuando Roberto Bolaño llegó de Barcelona con algunos libros publicados por Anagrama (la España de la transición hecha editorial) y una carta de Enrique Lihn alabando sus poemas. Lihn, al que tampoco conoció y al que quizás por eso puso en el centro de su obra como el poeta que podía pasar los treinta años, casarse, tener hijos, hacer clases en la universidad y mantener algo de poeta maldito. Un algo que no era el alcohol o el trasnoche, sino la vigilancia. Lihn era eso para los que no lo conocimos, el poeta vigilante, el faro en la tempestad, que ciega y molesta cuando te da en la cara pero que te guía y te salva el resto del tiempo.

Lihn, que nunca pretendió ser sabio o ponderado, nos enseñaba a envejecer sin canas y a morir escribiendo.

Pero escribí y me muero por mi cuenta / porque escribí porque escribí estoy vivo, decía en el poema, aunque su empeño por escribir no le dejó pagar los gastos hospitalarios. Era también una de las innovaciones de esos nuevos tiempos que nacieron cuando Lihn murió. Las enfermedades ya no las padecían solo los que la sufrían, un cáncer podía arruinar varias generaciones de una familia. Los trasplantes se convirtieron en motor de colectas y espectáculos de beneficencia. La enfermedad no pudo ya permitirse ser pudorosa, silenciosa, personal. Un poeta, pero también un profesor o un contador, no podían en Chile morir por su cuenta. Alguien más, en el caso de Lihn, tuvo que pagar la cuenta, las cuentas, el hospital, el ataúd, el cementerio. La primera parte del poema era quizás falsa, o solo simbólicamente verdadera.

El segundo verso resultó impecablemente profético. Porque escribió, Lihn siguió, contra todo pronóstico, vivo.

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