Volver a filmar una película con ciertos años de antigüedad (sean pocos o muchos) es una costumbre casi tan vieja como el cine mismo. Hay ejemplos destacables por su buena realización, como lo son Scarface, Los infiltrados, La mosca o El amanecer de los muertos.Pero, por si faltara aclarar, no siempre las cosas salen como deberían o siquiera podría esperarse. Una remake puede fallar por varios motivos. Si uno apela a reversionar un clásico, y si no se sabe estar a la altura de las circunstancias, cada falla acentúa aún más las diferencias entre el original y el facsímil. También puede ocurrir lo contrario: si se decide rehacer un título mediocre, el resultado final será igual o peor.
Muchas remakes van de la mano de la expectativa previa que se genera en la audiencia. Por eso, en más de una ocasión suele darse un fenómeno llamativo: a un fracaso unánime y estrepitoso con la crítica lo acompaña un éxito desbordante de taquilla. Pero, como sabemos, que una película mala tenga récord de concurrencia no significa necesariamente que en realidad sea buena, sino que mucha gente decidió pagar una entrada para ir a verla al cine. Por eso mismo, elegimos diez títulos fallidos que no supieron o pudieron repetir el impacto o los méritos de su versión original. Con ustedes, la selección.
Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960 / Gus Van Sant, 1998)
No importa cuántos laureles acarreaba el director de Mi mundo privado y Busco mi destino al momento de emprender este delirio, hacer una adaptación del clásico de Hitchcock era un riesgo desde el vamos. Repetirla plano por plano, una locura. Hacerla a color, un despropósito. Por último, el elenco tampoco ayuda: Vince Vaughn jamás roza siquiera la altura de Anthony Perkins, y Anne Heche tampoco rinde lo suficiente como para alcanzar a Janet Leigh.
La Pantera Rosa (Blake Edwards, 1963 / Shawn Levy, 2006)
En la entrega original de la saga creada por Edwards, el inspector Clouseau era un personaje secundario, que tuvo tanto éxito gracias a la interpretación de Peter Sellers, que con el pasar de las cintas terminó siendo protagonista. La relectura del 2006 parte de esta premisa, pero desde un humor infantiloide y mal logrado. A pesar de haber sido un fracaso unánime para la crítica, la película se volvió el trabajo más exitoso de Steve Martin, por lo que tuvo una innecesaria secuela tres años más tarde.
El planeta de los simios (Franklin J. Schaffner, 1968 / Tim Burton, 2001)
La idea de reinterpretar el film interpretado por Charlton Heston tuvo largas idas y vueltas desde mediados de los ochenta. En el camino, Oliver Stone, James Cameron y Chris Columbus intentaron hacer su parte, pero claudicaron antes de siquiera hacer una prueba de cámaras. Con el cambio de siglo, Burton se puso el proyecto al hombro y, si bien logró enriquecer visualmente la historia, el argumento y las actuaciones no fueron de la misma partida. El director de El joven manos de tijera se tenía tanta fe, que su película termina con un final abierto que serviría como punto de partida para una secuela, pero Fox negó toda posibilidad de continuidad.
El profesor chiflado (Jerry Lewis, 1963 / Tom Shadyac, 1996)
A principios de los 60, Jerry Lewis escribió, dirigió y protagonizó la historia acerca de un profesor universitario de corte nerd inseguro y víctima de burlas que desarrolla una fórmula para volverse su propio opuesto. Treinta años después, Eddie Murphy le agrega obesidad mórbida al personaje, chistes de dudoso buen gusto y un supuesto mensaje antidiscriminatorio que se pierde entre gags escatológicos que, lejos de la risa, lo único que provocan es vergüenza ajena.
Karate Kid (John G. Avildsen, 1984 / Harald Zwart, 2010)
OK, la entrega original protagonizada por Ralph Macchio está lejos de ser una obra de arte, pero no puede negársele que definió una época. Esta adaptación respeta sólo el título y parte de la premisa de la versión de Avildsen. La acción se desarrolla en Beijing en vez de en el valle de San Fernando, el protagonista pasa de ser un adolescente a un niño y la enseñanza milenaria del Sr. Miyagi (Pat Morita, nada menos) queda olvidada para hacer foco en la destreza física de Jackie Chan.
La profecía (Richard Donner, 1976 / John Moore, 2006)
Seguramente todos conocerán la historia de Demian, el hijo del Anticristo, y el raid de muerte y atrocidad que arroja a su alrededor con cada paso que volvió a la película de Donner un clásico de manera casi instantánea. Varios años después, a algún cráneo en Hollywood no se le ocurrió mejor idea que readaptarla para que su fecha de estreno fuera el 6 de junio del 2006 (o sea, el 6/6/6. No, si estos tipos están en todo, eh). Que el rol de la niñera de Demian haya caído en manos de Mia Farrow ahorra cualquier otro tipo de explicación.
Museo de cera. (André de Toth, 1953 / Jaume Colt Sierra, 2005)
Si bien el film protagonizado por Vincent Price a principios de los 50 estaba basado enMystery of the Wax Museum de 1933, ganó identidad propia no sólo por dejar de lado el costado cómico de la original, sino también por ser uno de los primeros films de terror en 3D. Medio siglo después, la adaptación sumó un elenco con figuras adolescentes de diversas series (24, One Tree Hill, Supernatural), agregó a la insufrible Paris Hilton, y dio como resultado una película slasher del montón, en la que falla todo lo que puede fallar (y no estamos hablando de la trama). Su único punto a favor es que esta escena hace realidad lo que más de uno le desea a la heredera del emporio hotelero.
Poseidón (Ronald Neame, 1972 / Wolfgang Petersen, 2006)
La versión original de este clásico de cine catástrofe es una adaptación de la novela La aventura del Poseidón, un hito de la ficción inspirado en un hecho real: la ola gigante que castigó al Queen Mary en 1942. Su versión de 2006, no logra equiparar los tantos: los efectos visuales de alto presupuesto no alcanzan para salvar una historia mal contada y protagonizada por actores pasados ya de su cuarto de hora (Kurt Russell y Richard Dreyfuss).
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