Quantcast
Channel: The Clinic
Viewing all articles
Browse latest Browse all 108924

Johnny Blues, músico callejero: “Me gusta mucho la sicodelia”

$
0
0



Foto: Alejandro olivares

Johnny Blues es toda una leyenda en Santiago. Ciego de nacimiento y virtuoso de la armónica y la guitarra, quienes lo han visto tocar en la calle rayan con su música. Incluso, en facebook tiene un grupo con casi 700 seguidores.

De los cinco años estoy tocando armónica y cuando cumplí los siete mi abuelo me regaló una guitarra. Soy autodidacta. Por ejemplo, jugando con las cuerdas descubrí las notas y saqué los sonidos. A mí me gusta tocar a mi manera. Porque de chico aprendí así. Por eso toco la armónica al revés. O sea, toco los bajos a la derecha y los agudos a la izquierda. Pero no es por llevar la contra, aprendí así.

A los diez años empecé a mezclar los instrumentos. O sea, a tocar al mismo tiempo armónica y guitarra. Y es complicadísimo hacerlo, sobre todo cuando se hacen los fraseos en armónica. En el colegio, que era católico, me molestaban porque era desordenado. Para ellos, era una novedad que yo fuera con armónica a clases. Y me las terminaban quitando siempre.

Y, bueno, desde niño toco blues. Tenía un tío que me pasaba vinilos de puros blueseros para que los escuchara. Y me encantó. El blues es nostalgia, alegría, pero nunca tristeza como algunos creen. Para mí, el blues es para pasarlo bien y bailar. Además que para el blues no hay que ser muy diestro con el instrumento, hay que simplemente demostrar lo que tú sientes. Y eso es increíble.

Como decía, nunca he estudiado formalmente ni tomado cursos. Soy pura oreja. Yo digo para qué estudiar partituras, cosas así, si Dios me dio el medio oído. Por ejemplo, me sé hartos temas de los Beatles. Pero hay hartos tipos que los tocan con partitura, pero sin ella no lo pueden hacer.

EL GATO Y LA ANFETA

Me gusta la onda de la calle desde chico, sobre todo para tocar. Y de los quince años que he andado patiperreando por el centro. La experiencia de tocar en la calle es más buena que mala. Lo bueno es la gente que te escucha, te aplaude y te da plata. Y lo malo son los pacos que te huevean y te hacen pasar un mal rato. Nunca me han llevado preso, pero es fome que te molesten. Hay personas que han salido a defenderme de los pacos. En todo caso, acá en Providencia no me huevean. Los pacos saben que en esta esquina se hace blues. Entonces, ya cachan el rollo y no huevean. Acá no me va tan bien, como en el centro, pero lo bueno es que toco tranquilo. Y la tranquilidad no la paga nadie.

En general, Santiago es una ciudad triste y gris, pero piola para las lucas. Anda mucha gente estresada. Y para eso está el blues, para sacarlos de la rutina.

El repertorio que toco en la calle es mío. Hay veces que la gente me pide temas. Una vez me pidieron un blues de Bon Jovi. Y no cacho ni una. No sé si el tipo toca blues, no lo sé. Me dio risa.

No escribo letras, pero sí las improviso. Por ejemplo, yo hueveo a los políticos, me encanta hacerlo, como al Hinzpeter, al Longueira, al Zalaquett. Hueveo a los más pesaditos. Los políticos hablan tanta estupidez, no razonan nunca, no le encuentro sentido a lo que dicen. Este gobierno, de hecho, es una basura. Todos roban. En realidad, todos los políticos roban. De izquierda, derecha, es lo mismo: puros ladrones.

Sobre todo me gusta huevear a Zalaquett, porque siempre cuando habla se queda trancado, es como si anduviera jalao. Y te abre los medios ojos. Es como si se hubiese pegado una bolsa de 20 lucas. Yo creo que el tipo anda duro. Gracias a Dios se fue de la alcaldía porque no tenía ningún brillo.
Tengo un tema que se llama “Mi gato viejo me regaló una anfeta”. La historia es de la mi gato, que era bacán y que murió, en su ley, peleando. Yo inventé esa letra. Y le puse lo de la anfeta. El tema dice, no me acuerdo mucho, pero algo así como “mi gato me regaló una anfeta/ mi gato a mí me la regaló/ mi gato a mí me aprecia mucho/ una tira me regaló/ se metió al antinarcótico/ y a un comisario lo cagó”. El tema es una volada. Cuando cabro tomaba anfetas, pero llegó un momento en que dije “ya basta”. Eran los tiempos en que tocaba con banda y tenía que trasnochar. Pero cuando se disolvió la banda, chao y me aburrieron las anfetas.

Cuando me invitaron a Gigantes con Vivi hace unos años me hicieron modificar la letra por la cosa de la anfeta. Y lo tuve que hacer. Y la cambié por “mi gato está con depre”. Fue como a los Beatles cuando los censuraron. En todo caso, lo pasé bien en el programa y echamos la talla. También he estado en Cuánto Vale el Show y Talento Chileno que para mí es una basura de programa. Vodanovic me dijo que no había sentido el blues conmigo, algo así, pero el tipo no cacha ni una de música.

LA SICODELIA

Me gusta poco la lectura. Como me dedico a hacer música y tocar en la calle, no tengo mucho tiempo para leer. Tengo libros en braille, pero no los leo.
Soy bueno para carretear. Bueno, hay que aprovechar la soltería, dicen. Soy de tomar chelas en un local piola, pero que no sean cerrados. No soporto el encierro. No paso cuando ponen la música muy fuerte. Y sobre todo cuando es reggaeton, que para mí es malísimo. Tiene letras sin sentido y son pornográficas. No me gustan. Son muy machistas. Dicen ‘que la mina me la cojo, estoy una noche con ella’, no, no me va la letra. No, no me gusta.

Admiro a Ray Bailey, muy movido, toca muy alegre el tipo. También a Sonny Boy, BB King, Bob Dylan y Blind Lemon Jefferson. Ni Eric Clapton ni Johnny Cash me gustan mucho. Escucho también rock británico, pero sicodélico antiguo. Me gusta la onda sicodélica de los Beatles y de la época de Pink Floyd con Syd Barrett. Me gusta mucho la sicodelia. Algo le encuentro. Igual he viajado a la sicodelia máxima y es bacán. He probado sus cositas. He tomado ácido, por ejemplo. La experiencia fue bacán, buenísima. Un gran volón que me mandé fue en un festival de blues en La Ligua. Me mandé una estampilla de LSD. Y lo pasé súper bien. Me imaginé muchas cosas. Sentía la playa de otra manera. Algo inexplicable.

Probé también peyote en Horcón, después ácido en el centro de Santiago que fue una locura: me imaginaba a las señoras con cara de dibujo animado. Fue re loco, pero fue un bien viaje, lo pasé bien. En todo caso, es mejor mandarse un ácido en el campo, en la playa, donde no haya nadie.
Y para qué decir que me fumo sus pitos. Y demás está decir que deberían legalizar la marihuana.

MEJOR NO VER

Creo mucho en Dios, pero no creo en religiones y menos en la iglesia católica. Dicen que Dios es injusto, pero para mí no lo es. Te pone pruebas, eso sí. Quizás por algo quiso que yo naciera ciego. Pero no me lo cuestiono. En fin, lo paso bien. Y mi ceguera no ha sido impedimento para desarrollarme.
Y, en ese sentido, prefiero no ver para ver tanta estupidez. De hecho no me gustan mucho las noticias. No me gusta escuchar hablar de guerras. Escuchai siempre que una mamá botó a su guagua en un basurero o que un padre mató a su señora. Llega un momento que te desespera y basta. Jamás me gustaría ver a una comadre joven pidiendo plata con su abuela. Mejor ser ciego para no ver eso.

En todo caso, igual me gustaría ver un poquito para ver a las niñas y los guapas que son. Pero no las voy a ver nunca. No importa. Igual me las imagino.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 108924

Trending Articles