Por Semana.com
El sexo puede llegar a ser una actividad de alto riesgo. Y es que cuando las parejas deciden conquistar otros territorios distintos a la cama, aumenta la adrenalina pero también se incrementan las posibilidades de sufrir un accidente.
De hecho, según una encuesta reciente realizada en Gran Bretaña al respecto, el 33 por ciento de las personas sexualmente activas han sufrido lesiones durante sus encuentros sexuales. Y es que en alguna de las 5.100 relaciones sexuales que se estima tiene una persona en su vida, algo tiene que salir mal. No todo puede ser color rosa.
“Cualquiera puede tener una accidente. Algunos tiene que ver con la inexperiencia o la ansiedad, pues se ponen tensos por no complacer al otro o están tan preocupados por no fallar en su rendimiento que no se dan cuenta de cosas básicas, mueven la cabeza y la pareja está atrás y le rompen la nariz, por ejemplo”, le explicó a Semana.com el psicólogo y sexólogo Ezequiel López Peralta, autor del libro El Erotismo Infinito.
Cuando las practicas sexuales se llevan al límite, suelen abundar los golpes involuntarios por un cambio de postura, las caídas y los moretones que pueden interrumpir el ambiente erótico o, al contrario, pueden tomarse con humor.
Los amantes no miden el peligro en un momento de efervescencia. El problema es cuando se paga caro por un momento de placer y terminan hospitalizados y afectando al sistema de salud. Con esto en mente la compañía de seguros médicos Medical Insurance se puso en la tarea de identificar cuales son los accidentes sexuales más comunes después de un encuentro desenfrenado.
Las respuestas van mucho más allá de un condón roto y el riesgo de un embarazo no deseado o de una enfermedad de transmisión sexual. Esta es la lista:
1. Tirones musculares.
2. Dolores en la espalda.
3. Rodillas y codos raspadas por fricción.
4. Torcedura de cuello.
5. Hombros dislocados.
6. Fractura de nariz.
7. Tobillos y muñecas con esguinces.
8. Golpes en la cabeza.
9. Dedos fracturados.
10. Calambres en las piernas y en los pies.
Otros padecimientos menos comunes que hacen terminar a las parejas en la sala de emergencia son las afecciones cardiacas. Una investigación publicada en la Revista de la Asociación Médica Americana encontró que el esfuerzo físico durante la actividad sexual triplica la probabilidad de sufrir un ataque al corazón en las horas siguientes.
En una sección de sexo fácilmente se queman 300 calorías por hora, una actividad física que puede hacer colapsar el corazón de alguien que no está acostumbrado al ejercicio.
Otro peligro que hay que mencionar es mezclar sustancias como el viagra y otros potenciadotes del desempeño sexual con alcohol o con sustancias ilegales como el popper. Este cóctel puede hacer que la pareja se desmaye en pleno acto y hasta puede llegar a ser letal.
El lugar no es lo de menos
Las parejas tienen sexo en lugares que no están diseñados para este fin y aunque para algunos la excitación aumenta, el riesgo también. Los hábitos de cada pareja y el escenario que eligen para sus encuentros determina que probabilidades tienen de salir heridos. Medical Insurance detectó el top diez de los lugares más peligrosos al momento de dejarse llevar por la pasión. Estos son:
1. El sofá
2. Las escaleras
3. El carro
4. La ducha
5. La habitación
6. Una silla
7. La mesa de la cocina
8. El jardín
9. El inodoro
10. Un armario
De acuerdo a esta aseguradora, no solo la pareja sufre las consecuencias de los encuentros sexuales extremos, los objetos de la casa también se ven afectados en este orden:
1. Bases de cama
2. Botellas y vasos de vino
3. Marcos de fotografías
4. Sillas
5. Tazas
6. Paredes
7. Armarios
8. Puertas
9. Ventanas
10. Floreros
Los accidentes más extraños
Por último, aparecen los accidentes menos frecuentes pero no por eso menos llamativos. Se trata de personas que llegan a urgencias con daños causados por el mal uso de un vibrador y de botellas u otros objetos, como desodorantes, introducidos en el organismo y que después no pueden extraerse.
López Peralta atribuye este tipo de incidentes a “la falta de sentido común, porque el sujeto no ha caído en la cuenta de que ese objeto que está utilizando puede producir vacío y atrapar el órgano sexual. En el mercado hay infinidad de juguetes sexuales pensados para disfrutar y que no ponen en peligro la salud de quienes los utilizan”.
“Incluso es más razonable los que por aquello de la onda verde, se introducen un pepino con un condón y un lubricante, aunque obviamente ese recurso no ofrece la misma experiencia que un vibrador”, agrega el sexólogo.
Estos incidentes bochornosos suelen aparecer en los periódicos amarillistas, pero ningún accidente tiene más despliegue mediático que la fractura de pene, casi elevada a la categoría de mito.
El trauma se produce con el pene erecto durante el acto sexual, principalmente cuando la mujer está encima y se mueve tan vigorosamente que su cadera choca contra el pene y lo doble abruptamente, quebrando los cuerpos cavernosos (los dos cilindros que albergan el tejido eréctil).
Esta fractura también se produce cuando la pareja está teniendo sexo en un lugar prohibido y al ser descubiertos el hombre suspende súbitamente el acto sexual e intenta guardar rápidamente el pene. Cuando ésta accidente ocurre, se escucha un leve chasquido, el pene pierde su erección y se inflama a causa del hematoma y el dolor es insorportable. Por fortuna, es poco común que esta lesión suceda.
Lo cierto es que el sexo puede ser peligroso pero vale la pena correr el riesgo. López Peralta recomienda “tener en cuenta los límites propios, nuestra capacidad física, lo que le gusta al otro y lo que no le gusta al otro y que lugares u objetos pueden atentar contra nuestra integridad”.