En su especial Tetapedia, la revista colombiana Soho, realizó una serie de reportajes, columnas y sesiones de fotografías sobre el tema. Uno de ellos fue responder la siguiente pregunta: ¿A qué edad se caen las tetas? Para ello, la poeta Piedad Bonnett respondió a través de una columna.
Bonnett escribió lo siguiente: “A mi amiga Teresa, que estaba sufriendo de pensar que pudiera venirse abajo el andamio donde se sostenía difícilmente el maestro Casilimas, este le espetó la siguiente sentencia, que la dejó fría: “Tranquila, señora Teresita, que las cosas tienden a no caerse”. Por desgracia, el maestro Casilimas, que muy seguramente no ha oído hablar de Newton, no tiene razón. Todo tiende a caerse: caen las acciones de la bolsa, cae el auge de la construcción, cae el procurador (es solo una deliciosa fantasía), cae el Loco Barrera; se nos cae la cara de vergüenza y se nos cae el cielo encima de tanto esperar maná; y se nos caen los párpados, los cachetes, el pelo, el culo. Por el contrario, difícilmente sube algo que no sean los precios y las escaleras.
A toda mujer, tarde o temprano, se le caen las tetas. La pregunta científica que SoHo me hace —presuponiendo que yo tengo esa información— es a qué edad sucede ese acontecimiento, que se supone pone en riesgo nuestra autoestima (pues una ley de estos tiempos, obviamente dictada por hombres, dice que las tetas deben, para ser deseables, permanecer enhiestas como las de una colegiala en una película porno). Desafortunadamente, no hay respuesta exacta, pues la realidad no depende solo de las variables científicas sino del caprichoso azar. Pero intentaré acercarme con algún rigor al tema, para no defraudar a los que esperan de mí que trate con altura la caída de las tetas…”